AUTORES Texto: Mireille D´Allancé Ilustraciones: Mireille D´Allancé |
Roberto está muy enfadado. Llega a casa y todo le parece mal. Su padre le dice que suba a su cuarto hasta que esté más calmado. Una vez en la habitación Roberto empieza a notar como algo le va subiendo dentro de él hasta que finalmente sale un monstruo rojo de su boca. El monstruo empieza a tirar cosas por todas partes y a estropear las cosas de Roberto hasta que éste le dice que pare y se enfada con el monstruo. Poco a poco recoge todas las cosas y pone en su sitio lo desordenado por el monstruo. Ya más tranquilo y contento vuelve al salón con su padre.
¿QUÉ PODEMOS TRABAJAR CON L@S NIÑ@S A PARTIR DE ESTE CUENTO?
Las Rabietas
¿Qué le pasa a Roberto?
Está muy enfadado
¿Qué le dice su padre para que se tranquilice?
Que se vaya a su cuarto hasta que esté más tranquilo
¿Qué pasa en la habitación de Roberto?
Que toda su rabia sale de él en forma de monstruo, y se pone a desordenar todo.
¿Qué pasa para que Roberto le diga al monstruo que pare?
El monstruo empieza a estropear las cosas que son más importantes para él.
Ahora, pensemos en nosotr@s...
¿Qué haces cuando te enfadas?
¿Sientes que tienes mucha energía dentro de tí que quiere salir?
¿Dices cosas que, en frío, no dirías?
¿Sientes liberación y paz cuando lo has hecho?
¿Gritas, golpeas o algo?
PROFUNDIZANDO
En principio los adultos no tenemos rabietas. Es una fase por la que pasamos de niños/as a partir de la cual empezamos a regularnos. Experimentamos toda esa energía que quiere salir de nosotros y explotamos, y, según se desarrolle la situación, aprenderemos poco a poco a escuchar nuestras emociones y necesidades y a saber qué conductas nos resultan útiles y adaptativas, y cuales no.
Aquí es dónde el adulto tiene que saber elegir y mantener su papel. Si ante una rabieta satisfacemos la demanda del menor pueden pasar dos cosas:
1. Dice que no es eso, o nos pide otra cosa. Y después otra o la contraria.Y llora desconsolado, o se enfada, etc. Nos sentimos confusos porque intentamos hacer lo que quiere, pero lo que quiere varía. Parece que "nos vacila". Pero no es eso. Su intención no es volvernos locos/as. Es canalizar toda esa energía que tiene dentro y quiere salir. Pero el niño/a no puede decirnos qué necesita, porque no lo sabe.
2. Otra cosa que puede ocurrir al darle lo que pide es que se quede contento y, cuando quiera algo, recurra a la misma estrategia para conseguirlo (gritar, llorar, patalear...).
Si vemos que estamos en la primera opción, ya sabemos que intenta autoregularse. Intenta aprender a gestionar esa energía. Como adultos tendremos que mantener la sangre fría con paciencia y cariño, y sabiendo que es una fase de su desarrollo. Mantenernos tranquilos, y darle espacio haciéndole saber que estamos ahí.
Dependiendo de la familia y la edad del niño/a, puede ser bueno dejarle un tiempo y luego abrazarle para ayudarle a entrar en calma, o decirle que se quede en su habitación hasta que esté más tranquilo y, después, hablar (lo que hace el padre de nuestro cuento).
Si lo que vemos es que la reacción de rabieta responde al segundo tipo de comportamiento (como forma para conseguir caprichos) no es bueno fomentarlo ni ceder a las peticiones. Si lo hacemos le estamos dando a entender muchas cosas contraproducentes:
- Que llorar, patalear, gritar... son formas aceptables para conseguir lo que uno quiere.
- Que le damos lo que sea con tal de no escucharle. Queremos que se calle (le quita valor como persona)
- Que reaccionamos por miedo (tengo miedo a su reacción, o a que monte un escándalo, así que cedo). Es decir, le damos el poder de que nos de miedo y cedamos ante ello.
ACTIVIDAD QUE PODEMOS HACER CON ELL@S
Una cajita para guardar al monstruo rojo cuando vaya a salir.
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